Corría el año 910 cuando Alfonso III de Asturias fallecía en la ciudad de Zamora, dejando su reino dividido entre sus hijos: al primogénito, García le legó el Reino de León, a Ordoño Galicia y a Fruela Asturias. Esta división duraría poco ya que cuatro años más tarde moriría García I, siendo proclamado rey de León su hermano Ordoño, en adelante Ordoño II de León, que fijaría la sede de su unificado reino de León y Galicia en la ciudad de León